domingo, 5 de septiembre de 2010

"Latcho Drom" (1992) Tony Gatlif y sus Historias de Gitanos...


Michel Dahmani (Argel; 10 de septiembre de 1948), mejor conocido como Tony Gatlif, es un director, músico, guionista, productor y actor argelino-francés de etnia romaní.Se ha destacado en el cine por sus películas las cuales exploran en su mayoría la cultura y cosmovisión del pueblo gitano.

Durante su carrera Gatlif ha sido reconocido con varios galardones y entre los más destacados están la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Cannes a la mejor dirección por el filme Exils, y dos Premios César por sus composiciones musicales en las películas Vengo y Gadjo dilo.

En esta ocasión hablaremos del filme "Latcho Drom" (1992),el concepto de música como elemento que acompaña, caracteriza e identifica a un pueblo, es algo que en Latcho drom se cumple y sobrecumple por completo. La música se convierte en la voz del mensaje que el cineasta nos quiere hacer llegar.

Esta película narra por primera vez en la historia del cine, la evolución histórica de la migración de los pueblos romá. Un testimonio de su exilio constante. Para ello la cámara –y con ella, el espectador-, realiza un viaje a través de India, Egipto, Turquía, Rumania, Hungría, Eslovaquia, Francia y España, repasando las distintas vertientes musicales e instrumentaciones de los pueblos cíngaros que hoy habitan en dichos países.

Se trata de exponer en el celuloide lo más puro que reside en el interior de estos pueblos: su canto, su danza y su música. A través de sus distintos cantos y apoyándose en una bellísima fotografía, Gatlif articula lo que él mismo denomina un himno gitano.

De este modo, el film carece en su totalidad de diálogos. Es la música de los gitanos, la que habla, la que narra su propia historia respaldada por el recorrido geográfico de la cámara. Por ello, el conjunto, supone una reflexión sobre las propiedades narrativas de la música.

No obstante, Gatlif no pierde su sentido crítico. El contenido de la música abarca todo tipo de temáticas. Comenzando con el amor cortés indio, desemboca en la crítica política de la mano de la canción rumana contra el régimen de Ceaucescu, la húngara que evoca los campos de Auschwitz y la flamenca que denuncia de la intolerancia que sufre el pueblo gitano.

El resultado es un film simple y muy bien organizado, donde no hay forma de dilucidar algún género cinematográfico. Al igual que en Sevillanas y Flamenco de Saura, en el film una interpretación musical precede a otra sin ningún tipo de explicación, simplemente de forma expositiva a modo de imagen documental. No obstante, es todo lo contrario, pues al fin y al cabo, los músicos lo único que hacen es actuar. Ha sido articulada una puesta en escena detallada para desarrollar la acción,y busca distintos espacios a lo largo de su viaje.

Es por ello, que la crítica llegó a denominar al film del realizador argelino como el más verdadero de ese año, en que se llevó el Un certain regard de Cannes.